Aquí podrás ver varios textos que proyecto publicarlos en diferentes medios de comunicación (prensa (papel/digital), facebook, youtube, twitter, instagram…) en formato columna mensual. Básicamente se tratará de bocetos de temas para futuras novelas, y de poemas que figuran en mí anterior libro Cuando El Mar Ya No Se Mueve.
La vejez de los súper héroes
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Amiga
La luna en lo alto,
y tú mirando,
regalando destellos dorados,
escuchando mis mudos deseos,
desnudando viejos anhelos,
gracias por venir, amiga.
Gracias por existir,
matando la oscuridad del solitario
cielo sin estrellas,
irradiando esa luz que,
sólo tú me haces sentir,
miedo me da, perderme en ese sincero mirar
gracias por venir, amiga.
Dando sentido, al absurdo,
dando el único motivo,
para mirar al siguiente amanecer,
pintando coloridas flores,
sobre negros nubarrones,
poniendo una sonrisa,
donde antes una lágrima caía,
gracias por venir, amiga.
Por dedicarme ese efímero tiempo,
por tú desvelo, y consuelo,
gracias por dejarme formar parte de tú vida,
por hacerme volar, cuando caía al mar,
y ardía en el infierno del ignorar,
gracias por venir, amiga.
Por regar la seca flor de mí existir,
y saber ver, en donde nadie supo ver,
por darme fuerzas, por ser como nadir diario,
por escuchar el silveante viento,
que reina en los acantilados del presente pasado,
gracias por venir, amiga.
Por los hermosos momentos,
esperando tú llegada,
y los mágicos instantes en tú mirada,
gracias, por ser tú, gracias, por permitirme
llorar tú partir,
gracias por venir, amiga.
Los akashicos
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Una vez
Voy a visitar al contador de sueños,
en semejante epopeya, tan sólo un mero viajero,
siendo dueño, de los aragüeños besos,
sustitutos ácidos, de la ternura olvidada.
Un pasajero más, del tren esperanzas,
tan alegre fachada, antes de tantos colores pintada,
mas, contagiada de los tonos grisáceos;
por todos los siniestros paisajes, por los que pasa,
y chirriando en cada estación, gemidos de desazón.
Mas, en desbocado arranque, se vuelve a poner en marcha,
panorámicas en las ventanas, pasan,
quizás, de colores están pintadas, mas,
se tornar apagadas en el interior de ese tren,
por no saber beber de tú tostada piel,
por ser absorbido por la inmensa fuerza de atracción,
de esos dos agujeros negros, tan penetrante mirada.
El trayecto continua, ¿hacia dónde?,
a la sazón, al alma agitada;
y a lo lejos canta, melodía en cuerdas rascada,
mas, al llega… rota la allá,
incada rodilla, alerta oído al fin escucha,
ecos pasados, de épocas más qué remotas,
y rotas almas, perlan sus ojos vacíos.
Tocando a su fin, el tren escupe, negro humo,
todo lo cubre, apagando rezagados siniestros,
y quebradizos sentimientos, ayer sueños.
Haces luneros, las ventanas filtran,
en alocada carrera, siguiendo la caciqueña vía,
y el frío, ya no es digno de llamarse así,
cuando la ordalía es profanada de jirones malvados,
se apaga, al fin… llama gélida y, tornada antaño abrasadora,
por proceder de la honda fosa de ternuras, aun posibles.
Hoy, en el brumoso anochecer, se pierde
el pitido de ese errante tren.
Muros
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Catalepsia…
o a la deriva